Atención, zona de bodyboarders
Los zumaiarras Alex Uranga y Alex Odriozola son los nombres propios del
bodyboard vasco
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Alex Uranga y Alex Odriozola posan para
este periódico con sus corchos en
Zumaia. (Ruben Plaza) |
N.G.Zumaia, tierra de bodyboarders. Este debería ser un cartel que presidiese la
entrada a Zumaia. El pueblo guipuzcoano es un hervidero de grandes deportistas
del agua, y los bodyboarders presiden el podio de los más relevantes. Alex
Uranga y Alex Odriozola son, a día de hoy, las dos grandes atracciones de esta
modalidad, y, además de en el nombre, coinciden en su localidad natal. No es
casualidad que Zumaia sea la cuna de los mejores bodyboarders. "Los que somos de
aquí no nos movemos mucho, tenemos la suerte de convivir con una de las mejores
olas de Euskal Herria para el body. Hay muy buenas condiciones y referentes en
los que nos hemos apoyado muchísimo", comenta Alex Uranga. Esas buenas
condiciones han sido la llamada para todos los aficionados al body, por lo que
han proliferado las figuras del body sobre el surf en las olas de la playa de
Zumaia. Ahora es Alex Uranga quien se ha convertido en ese espejo en el que los
más jóvenes zumaiarras, y todos los vascos aficionados al body, se miran con el
sueño de llegar a convertirse en ejemplo para otras generaciones. Un joven de 23
años que compite en el Top 21 del Circuito Mundial junto a los mejores del
mundo, y que tiene en su palmarés grandes logros como el primer puesto logrado
en Isla Reunión. Aun así sigue siendo el mismo. "No se puede decir que sea
referente, ni guía de nadie. Yo no me veo así. Soy muy joven y un principiante
aún", comenta. No sabemos si será guía de todos, pero lo que es seguro es que un
admirador suyo viene pegando fuerte. Alex Odriozola, con 18 años recién
cumplidos, asoma la cabeza entre las olas y llama a la puerta como la gran
promesa que es. Apoyado en su ídolo, crece a pasos agigantados. "Alex es un
espectáculo, no le tiene miedo a nada. Aprendo continuamente de él. Además me
ayuda mucho y nos motiva continuamente, nos corrige los fallos...", comenta el
joven Alex Odriozola. Los dos acaban de llegar de competir en Marruecos en la
última prueba del circuito europeo. Campeonato del que tienen gran
responsabilidad.
Fue el Ayuntamiento de Zumaia, el club Ikete y, sobre todo,
Uranga quienes impulsaron el renacimiento del circuito europeo después de dos
años de parón. El Tour, además de la prueba marroquí, cuenta con la presencia de
Sintra como gran aliciente, ya que es una prueba originaria del circuito
mundial. Pero la guinda del pastel fue la prueba de Zumaia. "Fue una fiesta para
el pueblo, y además resultó un éxito. Las olas nos acompañaron, y la gente se
volcó. Ni en el mejor campeonato mundial había visto a tanto público en la
entrega de premios", cuenta un orgulloso Uranga. Los dos bodyboarders zumaiarras
compitieron entre sí en este campeonato, y los dos volvieron con sabor agridulce
de su aventura africana. El pequeño, a pesar de ser principiante, aspira alto, y
su sexta posición en aguas africanas le supo a poco. "No hubo muchas olas, pero
no hice tampoco una mala manga. El problema es que el contrario hizo una
combinación de 19 puntos, que es una barbaridad", comenta Odriozola. Su estreno
ha sido esperanzador, y su quinta posición en la general deja a la claras su
progresión. A comienzos de año nadie contaba con él, y su eclosión ha dado mucho
de que hablar. "Tiene mucho talento y coge muy rápido las técnicas de las
maniobras. Si sigue así, en un par de años estará en el mundial haciendo buenos
resultados", alaba su compañero. "No me esperaba todo esto a comienzos de año.
La progresión de los dos años anteriores fue más constante, pero ahora todo ha
sido muy rápido". Su mayor logro fue el Campeonato de Europa en Francia. Lacanau
acogía el la competición, con Francia y Portugal como grandes favoritos. Pero
ahí, ante los ojos del mundo del bodyboard, el joven guipuzcoano deleitó a todos
logrando el primer puesto. "Fue una sensación indescriptible. Cuando sales del
agua y te levantan a hombros...", narra emocionado. Entre los dos hay una
conexión diferente: además de ser rivales en el agua, se muestran orgullosos en
cuanto se nombran. Un feeling que les ha llevado a encontrarse en las aguas
europeas, pero pronto puede que sus caminos se crucen en el Mundial. Desde
luego, Odriozola está demostrando que tiene capacidad para asumir el reto, y
Uranga sigue consolidándose entre los mejores. Así como el más pequeño ya puede
descansar después de una larga temporada, Uranga tiene ahora una cita marcada en
su calendario. Las Islas Canarias acogen la última prueba del circuito mundial,
del que el zumaiarra no quiere bajarse. "El objetivo sigue siendo claro y
sencillo. Mantenerme. Al principio dudaba si daría la talla, pero me estoy
manteniendo constante. Tengo que serlo, creo que puedo lograrlo". Ha sido un año
muy cargado para ellos, pero ya miran lo que viene por delante. modo de vida La
ola como profesión La vida del surfista siempre se ha visto con envidia desde
fuera. Viajes paradisíacos, buen tiempo, buen rollo y muchos jóvenes. Pero la
realidad es que es un hobbie hecho profesión con el trabajo que conlleva. "Hay
días buenos y días muy malos. Hay días que estás muy lejos de casa, que te
amargas porque desde el momento en el que has llegado no te sale nada y queda un
mes y medio por delante. Hace falta que te guste de verdad para poder dedicarte
a ello", comenta Uranga. Un sueño de muchos que los dos Alex han cumplido aunque
no puedan vivir de forma estable. "Mi vida no ha cambiado mucho en lo que va de
año. No tengo un sponsor potente que me financie de alguna manera. Sí tengo
material, pero en el tema económico está muy complicado", cuenta el más joven.
Pero es que Odriozola, además de viajar con su corcho por Europa, debe ir al
instituto. Se pasa las mañanas estudiando, y las tardes en el agua preparándose
para su próxima prueba. El problema llega cuando hay que salir a competir.
"Suelo pedir que me dejen faltar, pero ya he superado el cupo de faltas que
están permitidas. Así que ahora, a no fallar ningún día", cuenta entre risas.
Alex Uranga, de alguna forma, tiene ahora un terreno más llano, pero también ha
tenido que pasar por el camino de piedras que recorre su compañero en la
actualidad. Confiesa disfrutar como el que más, "todo el día surfeando y
disfrutando", pero económicamente también sufre la coyuntura actual. "Soy feliz
con esta vida, pero este año no ha sido el mejor. Las diputaciones y las ayudas
para los deportistas de elite no han sido todo lo generosas que esperaba". Eso
no quita para que ambos coincidan en resaltar la tranquilidad que tienen en el
agua, y no consiguen describir la sensación de hacer una buena ola. "Una buena
ola no es comparable con ninguna otra sensación", zanjan las dos grandes
promesas.
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