domingo, 12 de febrero de 2012

LAS TROPAS FRANQUISTA SE APODERAN DE ZUMAIA

Mañana se cumplen 75 años de la expulsión de 256 zumaiarras. 256 vecinos de Zumaia fueron arrojados de sus hogares y expulsados a Bizkaia
Mañana, lunes 13 de febrero se cumplen 75 años de dos de los días más aciagos de la larga historia de este pueblo. Las tropas franquistas entraron en Zumaia un 21 de septiembre de 1936. Cosme Iraundegui fue elevado a la alcaldía y una de sus primeras medidas fue 'depurar' el consistorio de trabajadores 'simpatizantes' con el bando contrario.
Grupo de expulsados salvando las zanjas
tras el alto de Saturrarán. :: ERKIBE
Cinco meses más tarde, un cuarto de millar de vecinos del municipio tuvieron que dejar sus hogares y familias al ser expulsados por los entonces dirigentes del Ayuntamiento. Su delito: tener algún padre, marido o hijo en la zona roja. Muchas mujeres de Zumaia, cargadas con sus hijos de corta edad, fueron condenadas a peregrinar por tierras de Bizkaia. En este triste viaje cuatro personas perdieron la vida.

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El 13 de febrero de 1937 amaneció con lluvia fina. Era un sábado y las personas sometidas a expulsión se fueron agrupando a la pronta hora de las 7 de la mañana junto al puente pequeño, a la entrada de la villa. Allí esperaba un grupo de camiones y autobuses de la empresa 'La Guipuzcoana'.
Los datos referentes al número de expulsados eran confusos, contabilizando en un primer momento 158 personas, siendo más tarde 170 o más. La lista quedaba abierta, porque al día siguiente serían desterrados otra cuarentena de vecinos.
Los arrojados de sus hogares, distribuidos por edad y seco, eran en su mayoría mujeres, niños y ancianos. En todo momento fueron custodiados por requetés, voluntarios que lucharon en el bando franquista, defensores de la tradición religiosa y monárquica, «hijos de Zumaia, que se mostraron correctos así como apesadumbrados», recogen los testigos.
Se determinó que en los autobuses irían los niños y ancianos, y en los camiones mujeres y niños mayores de 12 años. Las causas por las que fueron desterrados fue tener algún padre, marido o hijo en la zona roja, «acusándoles de separatismo».
Abandonados por el clero
Cuenta la historia recopilada por Erkibe kultur taldea, que la afiliación de las personas expulsadas eran mayormente del PNV, de familias obreras y muy religiosas, «aunque fueron abandonados por el clero de la localidad que quedó después de la purga». Ello no impidió que antes de la partida, la gente fuera a misa de 6:00 de la mañana y muchos de ellos se acercaron a recibir los sacramentos.
Al arrancar los camiones y autobuses comenzaron los rezos y se cantó el 'Agur Jesusen ama', con la mirada puesta hacia la ermita de Arritokieta, patrona de Zumaia.
Los expulsados fueron transportados en vehículos por la carretera de Deba y Mutriku hasta el alto de Saturrarán. En ese punto tuvieron que descender de los autocares y camiones para realizar un trayecto de dos kilómetros a pie, «entre alambradas y zanjas producidas por los bombardeos».
Imagen de la entrada de las tropas
 franquistas en Zumaia por Zubitxikia.
Al final de este tramo, en el frente de Berriatua, se produjo el encuentro con los organizados jeltzales y gudaris del batallón 'Atxape', que esperaban en Anakabe para ayudarles a pasar las alambradas, acompañarles a los parapetos y montar en autobuses y vehículos particulares que los trasladaron al Ayuntamiento de Lekeitio. El recibimiento en la villa vizcaína fue «exquisito. A los ancianos y los niños les dieron manzanilla y les ofrecían atún en escabeche. Se notaba la penuria de los alimentos, pero el cariño con el que fueron tratados compensaba con creces las carencias que sufrieron».
El grupo de desterrados fue concentrado en el balneario de Kortezubi, «con la esperanza puesta en que los recogieran los familiares y gudaris que se encontraban en el frente, y los civiles del éxodo anterior al 21 de septiembre de 1936, fecha en la que Zumaia cayó en manos de Franco». Dicha esperanza vino abajo, y poco a poco comenzaron a salir de Kortezubi, a casas de familiares y amigos. «Algunos tuvieron que esperar muchos días». Estos zumaiarras fueron testigos del bombardeo de Gernika, acaecido el 26 de abril de 1937.
El nuevo lugar de destino fue Bilbao. La llegada de los primeros refugiados coincidió con la puesta en marcha por parte del Gobierno Vasco del Departamento de asistencia social.
Exilio y retorno
Ante la inminente caída de Bilbao, el Gobierno Vasco comenzó a organizar las evacuaciones. Los principales destinos de los zumaiarras en el exilio fueron Avignon, Saint-Gilles, Bouere y Laferté-Macé en Francia, y Dieghem y Bruselas en Bélgica.
Los refugiados zumaiarras comenzaron a regresar a su localidad natal en 1939, coincidiendo con el final de la contienda bélica en tierras vascas. «Los dirigentes franquistas se encargaron del regreso, algo que no fue nada fácil para los refugiados».
La mayoría fueron destinados al Hospital de beneficencia de Zumaia, donde fueron puestos en cuarentena, «para protegerse de las enfermedades que podrían haber contraído en el extranjero». Otros zumaiarras no retornaron y optaron por viajar a los Estados Unidos tras la entrada de las tropas nazis en Francia.
Con 256 expulsados en dos días, Zumaia fue la localidad más castigada por estos hechos. Ondarroa, con 157, expulsados y Mutriku, con 105, sigue a Zumaia en esta trágica lista. Cabe mencionar que en ciudades como Donostia apenas hubo 12 desterrados y en Azpeitia, apenas 5. Triste y esclarecedor ejemplo del odio existente en aquel momento en este municipio, el nuestro.
Homenaje a fin de mes
El Ayuntamiento de Zumaia tiene previsto realizar un acto de homenaje a los supervivientes y familiares de los expulsados. En principio, el acto tendrá lugar a finales del presente mes de febrero. Previamente, habrá una declaración institucional sobre estos hechos lejanos en el tiempo, pero nunca olvidados.

1 comentario:

  1. Aquí el texto...Entre esa gente se encuentra parte de mi familia mi padre y su hermano en el frente,y el resto con cuatro hijos tuvieron que salir de Zumaia estuvieron a punto de embarcar pero mi abuela dijo que no se separa de nadie que era suficiente tener dos hijos sin saber donde y como estaban así tuvieron que ir a Francia,allí estuvieron cierto tiempo,pasaron grandes calamidades Debian de dejar lo poco que tenían. Mi padre estaba preso en Cadiz era del BATALLON SASETA,que lo decía con mucho orgullo asta su ultimo momento de esta vida.
    LO MEJOR DE TODO ES PUDIERON REGRESAR TODOS.

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