sábado, 19 de septiembre de 2015

EL GRAN RELOJ DE LA FAMILIA YEREGUI,DE NUEVO EN EL PASEO DEL FARO

El restaurado reloj de Benito Yeregui se inaugurará mañana

Xabier y Sabin posan junto al reloj restaurado.
Xabier y Sabin posan junto al reloj restaurado. / SARA UTRERA
  • En el acto, que será a las 12.00, se homenajeará a las cinco generaciones de la familia y a los iconos de la industria de Zumaia

  • En 1901 Benito Yeregui construyó un reloj para la Iglesia de San Miguel de Artadi. En 1985 el reloj dejó de sonar y fue sustituido por el actual, de Murua de Vitoria. Al saber de su sustitución, los nietos de Benito, Iñaki y Sabin Yeregui, intentaron recuperarlo pero era difícil. Acudieron al Ayuntamiento para explicar «el gran valor sentimental» que tenía para ellos el reloj y propusieron la colocación de éste en Foronda, pero hubo cambio de legislatura y las cosas se complicaron. No fue hasta el año 2000 cuando consiguieron hacerse con él. «Hablamos con el cura Don Ramón, éste nos dio las llaves de la iglesia y lo bajamos entre mi hermano y yo», recuerda Sabin.

    Cuatro años después lo volvieron a montar y lo colocaron en el jardín de la casa familiar, «lo pintamos de negro y le colocamos algunos adornos a modo de peso, unas barandillas que pertenecían al antiguo puente de hierro (Zubi handia) y un reloj que funcionaba a pilas».
    El reloj de Benito ha estado expuesto hasta hace dos años, hasta que empezaron a notar su deterioro. Ese mismo año nació la asociación Yeregui, con la intención de recuperar y recopilar la historia familiar, por lo que la recuperación de la pieza fue uno de los primeros temas que se trataron. «El reloj tiene un gran valor. Queremos enseñar al público el trabajo de nuestra familia porque creemos que tenemos una deuda con nuestros ancestros. La primera idea fue limpiarlo pero tras hablarlo en la asociación optamos por repararlo», explica el bisnieto de Benito, Xabier Álvarez.
    Entre Xabier e Iñaki desmontaron el reloj y fueron limpiándolo y pintándolo pieza por pieza. Pero a la hora de montarlo y ponerlo en marcha surgió un problema: «Para hacerlo funcionar había que darle cuerda cada seis horas, por eso decidimos automatizarlo y llevarlo a una precisión. Buscamos en internet y dimos con una casa especializada en motor y en control de péndulo en Bélgica. Sin dudarlo fuimos a ese sistema». Ahora, el reloj de 114 años trabaja vía satélite. Sabin y Xabier han dedicado muchas horas a restaurarlo, «ha sido un trabajo de ingenieros pero hemos sido capaces de realizarlo gracias a nuestra experiencia y al asesoramiento del relojero Aitor Villa (miembro de la asociación Yeregui)». Han sido muchas horas de dedicación, «un trabajo de ingenieros», comentan. Ambos sabían lo que hacían, ya que Sabin ha dedicado 52 años de su vida a la mecánica y Xabier 35 a la electrónica.
    Tras los dos años que han dedicado a repararlo, el antiguo reloj de San Miguel se encuentra de nuevo en funcionamiento en el jardín tal y como lo fabricó su antecesor, pero con un sistema más moderno y cubierto en una cristalera. La pequeña esfera es la original de la pieza, mientras que la que se encuentra en la parte superior y los pesos son nuevos. Al reloj se le ha añadido una placa informativa.
    Desde la asociación eran conscientes de que tenían en manos un trabajo de desarrollo importante, pero existía una preocupación por la pérdida del cálculo mecánico. Finalmente, los cálculos matemáticos del reloj han sido recopilados por el alumno de Ingenieria de la UPV/EHU Javier Castells Garmendia para su proyecto de fin de curso.
    Cinco generaciones
    Cinco son las generaciones de herreros- relojeros en la familia Yeregui. La dinastía nace con José Francisco Yeregui Zabaleta (1970-1834). Según el historiador Juan Garmendia Larrañaga, el carpintero de Betelu se presentó en un mercado de Pamplona con un reloj de madera, que atrajo la curiosidad de los versados y le animaron a dedicarse al forjado del hierro. Francisco abandonó la carpintería para aprender el oficio de herrador y se trasladó con su familia a Arruiz y más tarde a una fragua en Betelu. En 1796 le hicieron un contrato de seis años que le comprometía a construir un reloj para la torre parroquial de Betelu. Éste daba las horas y medias y a las tres de la tarde las 33 campanadas, con las que se quería recordar la muerte de Cristo.
    Con su hijo Juan Manuel (1975-1848) llega la segunda generación. Entre sus trabajos destaca el reloj de la iglesia de San Lorenzo en Pamplona, fabricado en 1827. Tras el bombardeo de la iglesia en la Segunda Guerra Carlista, el reloj fue trasladado al Ayuntamiento de Pamplona en 1849, donde estuvo marcando los sanfermines hasta 1991. Juan José Yeregui Olano sería el tercer herrero relojero, un sobrino de Juan Manuel, que seguiría con el trabajo familiar. A esta etapa también pertenecen otros dos sobrinos, Benito y Serapio Goldaracena pertenecen también a la tercera generación. Mientras que Benito (1843-1912) se instaló en Aginaga, Serapio (1859-1926) optó por Donostia.
    Fue precisamente Benito uno de los primeros miembros de la familia Yeregui en llegar a Zumaia a principios del siglo XX. A esta época pertenece el reloj restaurado de Zumaia y el encargado para la iglesia de los franciscanos en Zarautz, el primer reloj de Gipuzkoa con fuerza constante en la rueda de escape traído desde Francia.
    'Yeregui y Compañía'
    Al llegar a Zumaia, Benito constituyó la sociedad colectiva 'Benito Yeregui e Hijos' junto a su hijo Calixto. Aunque siguieron trabajando con los relojes, empezaron a pensar en los motores. Poco después Calixto tomó las riendas del negocio y formó 'Yeregui y Compañía', en sociedad con su cuñado Ángel Galardi, la empresa pionera en la fabricación de motores en España que originó la industria de Zumaia. Aunque en 1907 construyeron el primer prototipo de motor de explosión, no fue hasta 1911 cuando figuró la empresa 'Calixto Yeregui y Compañía' en el censo industrial.
    El cuarto herrero-relojero de la dinastía fue Bonifacio (1850-1911), sucesor de Juan José, quien trabajaba en la misma fragua junto a su padre en Betelu. De los relojes construidos por Bonifacio se recuerdan los de Marcilla, Saldías y Gainza. Con el hijo de Bonifacio, Andres Yeregui 'errementari zarra' (1884-1975), llega la quinta y última generación y con él los últimos relojes.
    Mañana a las 12.00 horas, se celebrará la inauguración del reloj de Benito Yeregui frente al jardín de la familia en el paseo Julio Beobide, donde también se homeajeará a la familia. Al acto acudirán miembros de la familia Yeregui, representantes del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento, además de representantes de empresas de la comarca.

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