Busco maquinista: 300 euros al día
EuskoTren no encuentra quien conduzca la locomotora del museo de Azpeitia
No habrá servicio en Semana Santa, tras la destitución del anterior director
Esta Semana Santa, el traqueteo de la locomotora de vapor del Museo del Ferrocarril no se escuchará en los alrededores de la estación de Lasao de Azpeitia. Por primera vez en catorce años, este centenario convoy se quedará en el museo y no realizará desplazamientos por un motivo muy simple: EuskoTren no ha encontrado a nadie capaz de manejar la máquina tras la destitución de quien fuera director del centro durante dos décadas, Juanjo Olaizola. El principal atractivo turístico del Museo de Azpeitia se quedará este año sin viajeros. (DEIA) |
Las dudas sobre la continuidad de los viajes de la vieja locomotora Aurrera vienen de tiempo atrás, desde que el pasado mes de diciembre, el Departamento de Transportes del Gobierno vasco, a través de EuskoTren, despidiera al director del museo y única persona capaz de poner en marcha esta reliquia. Tanto la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial como los amantes del mundo del ferrocarril advirtieron del peligro que supondría perder esta joya, ya que no existe un tren igual en todo el Estado.
Y sus peores augurios se acaban de convertir realidad, debido a que EuskoTren no ha sido capaz de encontrar un maquinista que sustituya a Olaizola. Ni los 300 euros que la sociedad pública ofreció por cada día de trabajo al frente de la máquina de vapor sirvieron como acicate. No hay candidatos y por tanto, la locomotora continuará hibernando en el museo y no comenzará a ofrecer los habituales viajes que hacía desde Semana Santa hasta el 1 de noviembre, entre el museo y la estación azpeitiarra de Lasao.
máquina diesel Consciente del atractivo turístico que suponía la locomotora Aurrera para el museo, la alternativa que se baraja ahora es la de seguir ofreciendo los habituales desplazamientos a Lasao a bordo de una máquina de tracción diesel.
De esta manera, se pretende mantener la media de 2.000 visitantes que acudía cada Semana Santa a las instalaciones de Azpeitia para subirse a esta reliquilia. No en vano, desde su puesta en funcionamiento en 1998, este coqueto tren se ha convertido en una atracción sin igual entre las personas que quieren revivir las sensaciones de este centenario tren.
Desde su fabricación el año de la independencia de Cuba en Manchester, gran parte de su vida, entre los años 1926 y 1986, los pasó cubriendo diariamente el trayecto que discurre entre Zumarraga y Zumaia. Entones se empleaba hora y cuarto en recorrer esos 36 kilómetros, con una velocidad media de 30 km/h y una velocidad punta de 50 km/h. Y, aunque ahora se mantengan esas velocidades, apenas se cubren cinco kilómetros, entre el museo y Lasao, un recorrido cerrado con claro carácter turístico.
carbón y vapor La locomotora funciona tal y como lo hacía hace un siglo, es decir, mediante la combustión de carbón e hirviendo agua para generar el vapor que mueve la máquina. Pero esa no es su única particularidad, ya que es el único vehículo de estas características que continúa en activo en todo el Estado.
Solo hay dos locomotoras que se le parecen, la de Museo del Ferrocarril de Gijón y la del Tren de la Fresa de Madrid, pero la primera no sale de las instalaciones del museo de Asturias y la segunda, necesita de fuel oil para arrancar.
Por todo ello, los amantes del ferrocarril consideran que prescindir de la locomotora Aurrera y suplantarla por una diesel sería un error. Defienden a Olaizola porque conoce como nadie los secretos de este fósil devuelto a la vida, que permite viajar en el tiempo a los pasajeros acomodados en los dos vagones de madera, Aritza y Pagoa. Estas dos piezas, fabricadas ambas en 1925 por la Compañía Auxiliar del Ferrocarril (CAF-Beasain) para la línea Zumarraga-Zumaia, tienen capacidad para transportar cincuenta pasajeros cada unos.
Desde la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial destacan "el gran tesoro" que supone esta locomotora que, a diferencia de las pocas que se guardan, "sigue funcionando". En este sentido, reconocen el trabajo que ha realizado Olaizola, porque, además de publicar diversos libros sobre el mundo de la locomotora, ha sido capaz de poner en marcha no solo está máquina, sino todo el museo en su conjunto.
Otra de las consecuencias de la retirada del tren de vapor podría ser la suspensión de los cursos de iniciación a este tipo de locomotoras que solían organizarse anualmente en el museo. Todos los veranos, un grupo formado por ocho personas se ponía bajo las órdenes del exdirector del museo, Juanjo Olaizola, para aprender los intríngulis de estas locomotoras durante una semana. Cada año se recibían multitud de solicitudes para participar en estos cursos.
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