La idea fue de Ignacio Cearreta, un jubilado de Zumaia muy aficionado al arte de la maquetación. Propuso la iniciativa en el Hogar y fue acogida con satisfacción por parte de una buena representación de quienes de vez en cuando acudían por el taller de terapia ocupacional del Hogar. Once socios se lanzaron a la labor, junto al presidente, José Agustín Aizpurua, Aquilino Elosua, Guillermo Cincunegui, Alberto Ibarra, Fernando Dominguez, Luis Gonzalez, los hermanos José Miguel y José Agustín Larguien, Matías Carballo y Manuel Epelde Illarramendi y José Osa (de los cuales solo vive uno).
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Taller en el que hicieron, esta ubicado en el hogar
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| Detalle del escudo, hecho a mano. |
A los cuatro años de iniciarse su elaboración, el galeón San Felipe estaba concluido. Una vez recibidos las orientaciones, se buscó la materia prima que daría forma al galeón. Tenía que ser madera, naturalmente, pero no una madera cualquiera. Se supo, entonces, que se iba a derribar un caserón próximo al Hogar. Allí se encontraron nas vigas de roble de más de cuatrocientos años. Se trata del caserío Torre Berri, de larga historia en Zumaia. Con este viejo roble se construyó la entablación del casco del galeón. Después del casco, se levantó la "obra muerta" o parte superior de la embarcación. Se utilizó madera de fresno y de teka americana roja. Las figurillas ornamentales, de gran minuciosidad y muy elaboradas, se hicieron con hueso, lo mismo que las barandillas.
Los remates son de madera de fresno y naranjo del país y las poleas y pastecas, fiel reproducción miniaturizada, se hicieron con madera de guayacán.
Nada se compró hecho o prefabricado. Todo está elaborado a mano y de manera artesanal, hasta los cañoncitos de los laterales de la nave se hicieron de latón, tras muchas horas de trabajo, con un taladrito de mano.
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| Fotos cedidas por Arritxu Bidasoro |
Las mujeres del Hogar han sido las encargadas de elaborar en su taller de costura las velas.
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