El departamento de igualdad del Ayuntamiento de Zumaia encargó en 2012 un estudio cuantitativo para conocer el origen de las más de 9.500 personas que por aquel entonces residían en el municipio. Aquel estudio ha tenido una segunda parte, la cualitativa, en la que se ha pretendido conocer cuál es el discurso predominante en Zumaia en torno a la migración, con un propósito: fomentar la convivencia y la diversidad entre la población.
El estudio cuantitativo, aquel mapa de procedencia de los zumaiarras, desveló una Zumaia diversa, donde sus habitantes procedían de más de medio centenar de países del mundo. El segundo paso fue encargar un estudio cualitativo que como afirmó la concejal del ramo, Maitane Agirre, en el acto de presentación llevado a cabo ayer en Alondegia, «no deja de ser el preámbulo. El verdadero trabajo viene ahora, trabajar la diversidad con los ciudadanos». Para ello, con el fin de ir más allá de los datos, se pondrá en marcha un proceso participativo para impulsar la reflexión sobre este tema.
Este estudio que lleva como título 'Diversidad y convivencia en Zumaia: discursos y percepciones' y que ha sido encargado como aquel primero a Aztiker, se ha realizado a través de una serie de entrevistas efectuadas a comienzos del presente año. En total se entrevistó a nueve personas; seis mujeres y tres hombres, de variadas procedencias: tres procedentes de fuera desde el estado, uno procedente del estado, dos con padres nacidos fuera de la CAV y otros tres con padres vascos. A la hora de seleccionar los entrevistados se tomaron en cuenta factores como su procedencia y su cultura, o aspectos como el género o si tenían o no hijos.
Tres discursos
El resultado de estas entrevistas es que existen en Zumaia tres discursos diferenciados en torno a la migración. Hay quien tiene una visión abierta sobre el tema, centrada en las personas. «Estas personas no ponen en juicio la procedencia de los recién llegados. Es gente asentada, segura, resguardada por familiares y amigos, que parten de un conocimiento anterior. Muestran sensibilidad y empatía, y creen que los migrantes, además de mano de obra, traen consigo la riqueza de sus respectivas culturas. Este sector de la población valora positivamente la diversidad y la considera como una ventana abierta al mundo».
Otro de los discursos es el construido sobre la desconfianza, el de las personas que consideran que vivir en Euskal Herria es como vivir en el paraíso y que ve a los migrantes como personas procedentes de países pobres. «Creen éstos que los recién llegados vienen aquí a ganar dinero, sin ningún ánimo de integrarse en la cultura local. Consideran que únicamente aportan mano de obra. No le dan ningún valor a la diversidad. Cuando miran a un recién llegado únicamente ven la diferencia, con connotaciones negativas. Son estos estereotipos negativos los que se asoman en su discurso».
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