domingo, 22 de enero de 2012

ZUMAIA SU NACIMIENTO Y SU FINAL "EL DESGUACE" BARINAGA

El buque fue construido en 1990 en Balenciaga para un armador marroquí. Permaneció amarrado más de 20 años en el puerto de Zumaia y está siendo desguazado en las instalaciones de BarinagaPara muchos vecinos ya era parte del paisaje del municipio. El barco de hierro, de color marrón oxidado, que fue cambiando de ubicación, pero sin abandonar nunca el puerto de Zumaia. Sin surcar los mares, ni desarrollar la labor para la que fue construida: pescar. Este barco sin nombre, que ha reposado por más de 20 años junto a la rampa de Arbustain, en Moilaberri o en la explanada de Saraunea, está siendo desguazado en las instalaciones de Barinaga, su última morada.

Un operario trabaja con un soplete en el casco del barco,
 que está siendo desguazado en Barinaga. :: ROMATET

Este barco, del que ya se han desgajado la proa y el puente, formaba parte de un lote encargado por un armador marroquí a los Astilleros Balenciaga de Zumaia. Javier Carballo recuerda ver navegar a uno de los barcos gemelos del que está siendo desmembrado. «A éste lo hemos visto siempre de color marrón, pero el que estaba terminado estaba pintado de blanco. Era precioso».
El pesquero en cuestión se construyó en 1990 en las gradas de los astilleros zumaiarras. «El armador que realizó el encargo rehusó pagar el trabajo, por lo que únicamente se fabricó el casco. Los trabajos de construcción de otro de los pesqueros estaban comenzados, pero se paralizaron al negarse al armador a pagar las facturas. Los trabajos iniciados se pudieron aprovechar en otro barco, no así del primero», ha sabido Pedro Etxabe, coordinador del grupo ZIIZ.
Sin nadie que quisiera o pudiera hacerse con el coste, el abortado pesquero fue amarrado en los muelles de Zumaia. Incluso contó con una persona que vigilaba que nadie subiera por la borda.
Con el paso del tiempo, rememora Xabin Yeregui, una entidad bancaria entró en posesión del navío. «Hubo gente que se interesó por el pesquero, pero el banco pedía una cantidad demasiado grande. Al banco lo único que le interesaba era el dinero. La pesca, además, entró en crisis, y todo quedó en nada».
El barco deambuló de una orilla a otra de la desembocadura del Urola, entrando a formar parte del paisaje urbano de Zumaia. Quien más, quien menos aventuró improbables usos para este casco de hierro: bar, casino flotante... Al final, después de 22 años de existencia, terminó sus días en las instalaciones de Barinaga donde estos días está siendo desguazado.

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